miércoles, 5 de julio de 2017

TEMOR

Temo por mi muerte, no sé muy bien si le temo más saber que dejaré de respirar o es un miedo irrevocable al olvido. Siento que mi muerte no significa nada para nadie, supongo que se debe a que no hice nada memorable en estos años, es eso o el hecho de que no soy el mejor amigo que esperan todos, tampoco soy el mejor hijo que esperan mis padres y mucho menos soy la mejor persona que ha venido a la tierra.
Foto hecha por @life.by.linus


Soy tan normal como todos los demás, igual de terco, ambicioso, arrogante y predestinado a una muerte inminente, si alguien lo niega es que aún no se ha dado cuenta. Todos nosotros, vamos por el mundo como parásitos infectando todo lo bello, destruyendo lo indestructible, siempre en rivalidad con lo que no está a nuestro alcance.

Así de normal soy, todos producidos en masa para la destrucción, de entre tantos miles mi presencia no significa nada, así como la tierra lo es para el universo. Al final de todo me doy cuenta de que mi temor es absurdo y lo enfrento como tal, sin miedo para el irreparable final al que me enfrento y con la cabeza en alto hacia la pistola que me apunta firme y tenas.



VACÍO

Me siento vacío,
vacío como el viento alrededor,
como si el mundo se volviese invisible,
y la inquietud gobernara el alma.

Foto hecha por @koisamsa

Me siento aterrado,
aterrado ante la indeleble vida,
que se tiñe de colores con cada pensamiento,
y me ataca como vil tirano.

Aquí no hay nada,
nada que este corazón soporte más,
la innegable destrucción de lo que antes fui,
permanece callada y dolorosa
sin otra cosa más que soñar.

GUERRA

Todos los días veo a través de la ventana a las personas luchando, armándose de valor para salir por la puerta y luchar en las trincheras en una guerra.
Foto hecha por @visualsofjulius

Existen tantas personas detrás de cada rostro que pelea, mientras todos intentan que el mundo nos acepte yo me escondo tras un muro que no quiero derrumbar.

Toda guerra tiene sus pequeñas trincheras en donde no alcanzan a llegar, ese es mi caso, lucho mi propia guerra dentro de mis cuatro paredes.

Gano esta guerra tanto como puedo, tal vez dirán que llamarle guerra no es correcto, pero para desgracia mía eso es lo que vivo.


CORAZÓN ROTO

Siento el corazón roto, esta noche más que otras y a decir verdad no entiendo muy bien porqué. Tengo una sensación extraña en mi pecho que no me deja vivir, me hace ver las noches más oscuras, escucho el ruido de los monstruos emergiendo fuera del armario. 
Foto hecha por @carlos_vizzuett

El miedo se apodera de mí, mi cuerpo tiembla y entonces me rindo, mis rodillas caen en forma de súplica con los ojos ensangrentados y doblegándome ante su cruel tortura. 

El armario sigue cerrado, el miedo me tortura, los monstruos siguen afuera acechando a su presa y la vida sigue corriendo sin mí. Creo que aquel dolor se concentra en mi pecho justo a la izquierda, en el lugar donde se escuchan los “Cracs” de un corazón que se rompe noche tras noche.